Archivo: Enero 2017
Nadie sabe lo que está en la olla más que el que lo menea. Escribí una historia este mes y, como siempre, antes de enviarla a la editora pasa por mis confidentes para evaluación. La historia no pasó la evaluación... Era muy personal, era muy cruda, muy directa, quizás cruel y no podía ser contada completamente en 350 palabras. Habría que indagar más para entender. Todas las familias son complejas, cada persona es un mundo, por decirlo así. Aunque yo comparto con ustedes mi mundo, hay cosas que tendrán que esperar al libro para poder abrir la boca. Lo que sí puedo decir es que cada cual carga una cruz que solo él sabe cuánto pesa. Somos humanos y, por mala costumbre, somos rápidos en juzgar a los demás sin saber la historia completa. Somos rápidos en condenar las acciones sin conocer el camino que llevó a uno a tomarla. Somos expertos en asumir que 'si está en USA' es porque vive del gobierno (de hecho, conozco a muchas personas profesionales que nunca han cualificado para estas ayudas, incluyéndome a mí... Ya quisiera yo que al menos me dieran alguito pa' la compra, jajaja, no tiene nada de malo necesitar ayuda, para eso están).
Corremos a juzgar cuando vemos a alguien pasando por una mala situación, en vez de ofrecer ayuda o solo un oído para desahogar. No es nuestra culpa, estamos ya predispuestos a esta noción de que lo que ocurre en nuestra burbuja es lo único que vale. Está la hija que, aunque quiere estudiar medicina, no lo hace no porque no pueda, sino porque tiene que trabajar para ayudar a sus padres con el cuidado de la abuela... Y esto pasa, créeme, que pasa. Está la madre que se queda en una relación en la que no es feliz por sus hijos. Está el que sufre de depresión en silencio y los que tienen dos trabajos y aún así las cuentas no los dejan respirar, pero viene un cabrón a decirte 'chacho, nunca te veo con tus hijos'. Así hay muchas historias, muchos mundos, muchas burbujas a nuestro alrededor. Cuando tengas el break, para y observa, sal de esa burbuja, toma tiempo antes de brincar a la burbuja de otro sin saber lo que está detrás de lo superficial, la fibra de cada ser humano.